¿Por qué algunos padres no pueden soltar sus propias expectativas?

La historia de Renata y su hija Valeria

Renata siempre soñó con tener una hija que fuera ingeniero. Desde que Valeria era pequeña, le compraba juegos de construcción, la inscribió en talleres de matemática y celebraba cada nota alta en ciencias como una confirmación de su destino profesional. Pero a los 17, Valeria le confesó que quería estudiar literatura y que su sueño era escribir novelas juveniles. Renata se sintió desconcertada, dolida y hasta traicionada. “¿En qué momento dejaste de querer ser ingeniero?”, preguntó y es claro que  Valeria nunca quiso serlo.

Muchos padres proyectan sus sueños, frustraciones o deseos no cumplidos en sus hijos, y sin darse cuenta, condicionan la elección vocacional de quienes más aman.

Este artículo busca reflexionar con los padres sobre cómo las expectativas pueden influir en la elección profesional de sus hijos, y cómo liberarse de ellas permite un acompañamiento más sano, respetuoso y efectivo.

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Cuando las expectativas pesan más que el acompañamiento

Los padres, con la mejor intención, desean que sus hijos sean exitosos, pero algunas veces confunden éxito con seguridad, estatus o reconocimiento, sin considerar los verdaderos intereses de los adolescentes.

• “No quiero que pases lo mismo que yo”: algunos padres proyectan sus propias frustraciones profesionales.
• “En esta familia todos somos médicos”: la tradición familiar puede sentirse como una obligación.
• “Eso no te va a dar de comer”: se descalifican carreras creativas o no tradicionales por temor al desempleo.

Un dato que invita a pensar

El 52% de los jóvenes en América Latina cambia de carrera al menos una vez (Banco Interamericano de Desarrollo, 2022). En muchos casos, esto ocurre porque eligieron por presión externa y no por vocación.

Cómo identificar si tus expectativas están influyendo demasiado

• Te sientes frustrado cuando tu hijo expresa interés por una carrera que no comprendes.
• Usas frases como: “Eso no es una carrera de verdad” o “te vas a morir de hambre con eso”.
• Sientes que tu validación como madre o padre depende del éxito tradicional de tu hijo.
• Te cuesta aceptar caminos diferentes a los académicos o universitarios.

Consecuencias de imponer expectativas

• Adolescente confundido, con baja autoestima.
• Elecciones profesionales basadas en miedo o deseo de complacer.
• Abandono de carreras, frustración, ansiedad.
• Dificultad en la relación familiar y comunicación tensa.

Claves para soltar expectativas y apoyar con respeto

1. Recuerda que tu hijo no es una extensión tuya. Tiene su propia historia, talentos y pasiones. Escúchalos sin querer corregirlos.

2. Cambia el enfoque del “éxito”. El éxito puede ser vivir con sentido, sentirse pleno, tener impacto positivo. ¡No todo pasa por un título universitario!

3. Abre el diálogo en vez de imponer. Pregunta con genuino interés: “¿Qué te emociona de esa carrera?”, “¿Cómo te imaginas usando ese talento?”.

4. Infórmate antes de juzgar. Muchas nuevas profesiones tienen salida laboral y gran demanda. Explora con mente abierta.

5. Apoya con estructura. Ofrece recursos, test vocacionales, asesoramiento, acompañamiento profesional. Que sepa que estás presente, no presionando.

6. Trabaja tus propias expectativas. Si te cuesta aceptar ciertos caminos, conversa con otros padres, con un orientador o terapeuta. Soltar expectativas también es un proceso personal.

Consejo prácticos para apoyar desde la libertad

• Comparte videos o podcasts con historias reales de personas exitosas en caminos no tradicionales.
• Agenda una sesión de orientación vocacional profesional donde también participes para entender mejor el proceso.
• Escoge un momento tranquilo para hablar sobre su futuro sin interrumpirlo ni emitir juicios.
• Practica la escucha activa: refleja lo que dice tu hijo, sin añadir interpretaciones.
• Repite frases como: “Confío en tu proceso”, “Estoy para apoyarte, no para decidir por ti”.

El verdadero rol de un padre o madre en la orientación vocacional

Acompañar desde la confianza, estar presentes, no imponer, abrir caminos, no cerrarlos. Cuando soltamos nuestras expectativas, ganamos algo mejor: una relación de respeto y un hijo que se conoce y elige con autenticidad.

Y tú, ¿estás dispuesto a soltar lo que imaginaste para dar lugar a lo que él o ella quiere construir?